sábado, 9 de marzo de 2024

Entrada sesenta. A los espíritus se los juzga por su capacidad de no contarse historias.

 “Nietzsche es muy bueno en el papel de tentador. Es el mejor. Tienes ganas de estar con él. Me horroriza y me embruja murmurándome al oído que querer ser, como me lo reprocho, glorioso o poderoso, querer que te admiren tus semejantes, o ser muy rico, o seducir a todas las mujeres, son quizás aspiraciones groseras, pero al menos apuntan a cosas reales. Se aplican a un terreno donde se puede ganar o perder, vencer o ser vencido, mientras que la vida interior según él modelo cristiano es sobre todo una técnica probada de contarse historias que nadie va a contradecir y de hacerse interesante ante uno mismo en todo tipo de circunstancia. La ingenuidad, la cobardía, la vanidad de pensar que todo lo que nos sucede tiene un sentido. De interpretarlo todo como si fueran pruebas impuestas por un Dios que organiza la salvación de cada uno como una carrera de obstáculos. A los espíritus, dice Nietzsche, se los juzga - y contraria mente a lo que dice Jesucristo, hay que juzgar - por su capacidad de no contarse historias, de amar la realidad y nos las ficciones consoladoras que las sustituyen. Se los juzga por la dosis de verdad que son capaces de soportar.”

(Página 106).


El Reino. Emmanuel Carrere. Editorial Anagrama.


domingo, 3 de marzo de 2024

Entrada cincuenta y nueve. Porque la vida es mucho más que un juego.

Han pasado décadas desde que trabajé con Von Newman pero a veces aún me sorprendo a mí mismo poniendo en duda nuestro postulado central: ¿acaso existe realmente un curso de acción racional para cada situación imaginable? Johnny lo probó matemáticamente, más allá de toda duda, pero sólo para dos jugadores con objetivos diametralmente opuestos. Así que puede que exista un fallo fundamental en nuestro pensamiento, un presupuesto que cualquier observador perspicaz notará de inmediato: en definitiva, que el teorema minimax que subyace a todo nuestro esquema supone agentes completamente lógicos y racionales que sólo están interesados en ganar, agentes que poseen una comprensión total de las reglas y un recuerdo absoluto de sus acciones anteriores, agentes que, además, tienen un conocimiento infalible con respecto a todas las ramificaciones posibles de sus actos y de los actos de sus oponentes a cada paso del juego. Y la única persona que conocí que funcionaba de esta manera era Johnny Von Newman. Los seres humanos comunes y corrientes son distintos. No cabe duda que mienten, engañan y conspiran, pero también cooperan, se pueden sacrificar por otros y toman decisiones caprichosas. Los hombres y las mujeres siguen sus instintos. Cometen errores y descuidos, o simplemente obedecen a una corazonada. Porque la vida es mucho más que un juego. Su verdadera riqueza y complejidad no puede ser capturada con ecuaciones, sin importar cuán hermosas sean. Los seres humanos no son los perfectos jugadores que Von Newman y yo suponíamos. Pueden ser completamente irracionales, pueden verse sacudidos o dominados por sus sentimientos y sufrir todo tipo de contradicciones. Y aunque esto desencadena el caos ingobernable que vemos a nuestro alrededor, también supone una gran misericordia, un extraño ángel que nos protege de los delirios de la razón.

MANIAC. Benjamin Labatut. Pág. 166-167. Anagrama.

sábado, 17 de febrero de 2024

Entrada cincuenta y ocho. Y mañana, mañana, mañana…

 “Había de morir tarde o temprano;

alguna vez vendría tal noticia.

Y mañana, mañana, mañana 

se arrastra con paso mezquino día tras día 

hasta la sílaba final del tiempo escrito,

y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos

hacia el polvo de la muerte. !Apágate breve llama!

La vida es una sombra que camina, un pobre actor

que en escena se arrebata y contonea

y nunca más se le oye.

Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia,

que no significa nada”.


V.v.


Machbet. William Shakespeare. Editorial Austral.

viernes, 8 de diciembre de 2023

Entrada cincuenta y siete. "Si el niño no es deseado antes de su nacimiento..."

 “Nuestra vida se compone de las pistas que la relación con nuestra madre ha dejado en nosotros, de la estratificación de señales que el encuentro con el cuerpo, la voz, la lengua de la madre ha impreso en nosotros. Es una memoria inconsciente que cada uno acarrea consigo. Para captar el sentido de la vida de un sujeto siempre hay que hacerse la misma pregunta: ¿Qué fue para ese niño su madre, y esa voz por la que el amor se identificaba con los mandatos del deber?. Hay de hecho, en el origen de la vida una “relación insondable que une al niño a los pensamientos que han rodeado su concepción”.....”La madre actúa manifestándose principalmente como un conjunto de huellas, signos, marcas que se graban en el inconsciente del niño.”.....


“....Desde antes de la concepción y la gestación, albergar o rechazar la vida del hijo no es solo una cuestión biologica, sino que implica un consentimiento inconsciente, un ¡sí¡, a nivel de deseo. Es la primera pregunta que debemos hacernos al interrogar la constitución humana de la vida: esta vida, tu vida, ¿fué deseada, querida, esperada o se vivió como una maldición, un desaire del destino, un ultraje?¿Tuvo lugar en la indiferencia como una necesidad sin deseo, como una regla anónima que impone a la mujer el convertirse en madre, o bien fue concebida y escogida por Dos que se aman? Más importante que asegurar la satisfacción y la gratificación al niño es haber acogido su vida en el deseo, es haberla deseado, buscado desde antes de su concepción. Si este deseo está ausente, si el niño no es deseado antes de su nacimiento, si no se le quiere, si ningún deseo lo está aguardando, las consecuencias serán una mutilación de su sentimiento de la vida.”


Las manos de la madre. Deseo, fantasmas y herencia de lo materno. Editorial Anagrama. Segunda edición. Febrero 2023.